¿Qué hay de lo mío?
Estoy convencido de que en más de una ocasión has escuchado esta frase: “¿Qué hay de lo mío?”
Y también estoy seguro de que conoces a personas cuya única estrategia es aplicarla en cualquier ocasión que pueden.
¿Sabes una cosa? Que peor para ellas. Y digo peor, porque cuando todo se resume en un simple “¿qué hay de lo mío?”, esas personas se están limitando a si mismas, minimizando su perspectiva al no ver más allá de su ombligo, y por tanto se niegan la oportunidad de disfrutar de todas las bondades que les rodean, ya que el egoísmo cerrando puertas es un verdadero especialista.
Las oportunidades están por todas partes, lo que ocurre es que cuando la atención se centra única y exclusivamente en uno mismo, suelen pasar absolutamente desapercibidas. Es como ir andando sin levantar la vista del suelo, imposible saber lo que ocurre por delante.
Por normal general, las personas cuyo lema es ese mediocre “¿qué hay de lo mío?” sienten bastante desprecio hacia los demás, y son ineficientes a la hora de trabajar en equipo, por lo que hay que detectarlas rápidamente para apartarlas del grupo si éste tiene algún objetivo común que alcanzar, aunque se delatan por si mismas, ya que su falta de empatía y consideración suele ser bastante evidente, importándoles sólo lo que les afecta a ellas, y no tienen ningún tipo de pudor y escrúpulos a la hora de criticar y vender a quien haga falta con el único propósito de alcanzar su egoísta objetivo. La posibilidad de hacerles ver, y entender, otro punto de vista diferente al suyo, con el objetivo de que abran su mente a nuevas oportunidades, suele ser una pérdida de tiempo en grado sumo.
“¿Qué hay de lo mío?” es una forma de ir contracorriente en la Vida, ya que la propia Vida es muchísimo más grande que cualquiera de las personas que transitamos por ella. En lugar de eso, abrir nuestra perspectiva y ofrecer lo mejor de nosotros mismos, es la mejor opción, ya que, además de descubrir que existen oportunidades que de otro modo no seriamos capaces de aprovechar, entenderemos que el éxito sólo lo alcanzan aquellas personas que entregan siempre lo mejor de si mismas, con todo su esfuerzo y compromiso, y sin esperar nada a cambio, ya que la Vida se encarga de recompensar a quienes ponen su corazón en ella.
Centrarnos únicamente en el “¿qué hay de lo mío?” nos llevará a vivir en una frustración constante, y en un estado negativo que lo único que hará será empeorar cualquiera de nuestras circunstancias. Sin embargo, si somos capaces de entender que más allá de nuestro propio ombligo están las verdaderas oportunidades, estaremos comenzando a crear valor para nosotros y para quienes nos rodean.
La Vida, además de un regalo, es una oportunidad constante, por eso la mejor opción es evidente, y pasa por ampliar al máximo nuestra perspectiva, dejando a un lado ese mediocre y oportunista “¿qué hay de lo mío?”.
A partir de ese mismo momento, comenzaremos a descubrir un mundo repleto de belleza que con paciencia espera a que seamos capaces de admirarla y disfrutarla.
José Lorenzo Moreno López
©jlml2022

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