Recibir conlleva una inversión previa
Solemos pasar tanto tiempo esperando a que las cosas salgan por si solas, o a que venga alguien para facilitarnos el trabajo, que terminamos delegando la responsabilidad de nuestra vida en manos ajenas, algo que nos impide disfrutarla como se merece, y negando el valor que tienen las experiencias que nos encontraríamos en el camino si realmente tomásemos el mando aportando todo nuestro valor desde el minuto uno.
Al fin y al cabo, la vida es un espejo que termina devolviéndonos nuestro reflejo, por lo que nos aportará todo aquello que nosotros estemos dispuestos a invertir antes.
¿Qué pasaría si en lugar de ver cada cosa que tenemos que hacer como una obligación la viésemos como una oportunidad dispuesta a hacernos cada vez mejores? Pues pasaría que, entonces, estaríamos aceptando una excelente responsabilidad, ya que eso sería el comienzo de algo mucho mayor.
Para eso, nuestra actitud toma un gran protagonismo, ya que ella debe ser la encargada de cambiar sensaciones iniciales negativas, como puede ser el esfuerzo, por sentimientos positivos tales como la gratitud y demás.
Si hay una forma de aprovechar la vida al máximo, esa es aportándole siempre, y sin pedir nada a cambio, todo el valor que llevamos dentro. Y digo sin pedir nada a cambio, porque ella ya se encargará de devolvérnoslo de manera multiplicada. Actitud positiva, entusiasmo, responsabilidad y compromiso, son cosas que sin duda nos permitirán descubrir que la vida es mucho más que lo que una vez nos contaron, y que está dispuesta a ofrecernos todas las maravillas que encierra en ella, a poco que vea que nosotros estamos preparados para disfrutarla.
Cada amanecer trae consigo infinitas oportunidades. Solo se trata de aportar nuestra mejor versión a cada momento y en todas las cosas que tenemos que hacer, ya que eso sin duda alguna hará que todo nuestro entorno sea un lugar mucho mejor, no solo para nosotros, sino también para todas las personas que componen nuestra vida.
Cuando damos lo mejor, recibimos lo mejor, y casi sin darnos cuenta, y conforme lo vamos haciendo, la vida se convierte en algo extraordinario, porque incluso las cosas que más nos molestan, de repente dejar de hacerlo tanto, y no porque sean más o menos agradables, sino porque nosotros con nuestra actitud hacen que mejoren bastante.
Dar lo mejor de nosotros mismos en cada ocasión es un hábito que merece la alegría instaurar en nuestras vidas, porque al entregar ese inmenso valor que llevamos dentro, estamos diciéndole a la vida que merecemos disfrutar al máximo de esta maravillosa oportunidad desde nuestra propia más genuina autenticidad.
Entonces ella tomará nota, y estará encantada de ofrecernos toda su magia y belleza, porque sabrá que, ahora sí, estamos preparados para valorarla y disfrutarla.
José Lorenzo Moreno López
©jlml2021

Imagen: unsplash