¿Y si ese día fuese hoy?
Antes o después, siempre llega. A veces a través de la madurez que trae el paso del tiempo, otras mediante a ciertas vivencias que experimentamos. Lo cierto es que, de una u otra forma, ese día siempre llega.
Llega ese día en el que ya no te molestas por cualquier cosa, ni tienes la necesidad de guardar rencor a nadie, ni te frustras a la mínima por nada, e incluso la envidia es algo que dejas de incluir en tu diccionario, y decides invertir tu energía en ti, en lo que te hace bien y en lo que te permite seguir avanzando, haciendo de tu vida un espacio de verdadero valor.
Ese día llega. Ese en el que dejes de cargar con las culpas del pensar demasiado en lo que pudo ser y no fue, porque entenderás que lo único que haces con eso es arrastrar contigo una gran cantidad de pensamientos negativos que no te sirven absolutamente de nada, ya que nunca tendrás respuesta para eso a la vez que perderás una gran cantidad de tiempo rebozándote en el pasado en lugar de invertirlo en el presente diseñando como quieres que sea el siguiente instante.
Llega ese día en el que los arrepentimientos dejan de formar parte de tu vida, porque descubres que hacerlo ya no te sirve de nada, salvo para seguir sintiéndote mal por algo que jamás podrás cambiar. Muchas de las cosas que ahora sabes, antes no las sabías, por eso, flagelarte deja de ser un hábito que has mantenido en tu vida durante mucho tiempo y que no te ha hecho ningún bien.
Ese día llega. Ese en el que dejas a un lado el ego y el egoísmo y te das cuenta de que, para recibir, también hay que dar, que nadie es más que nadie, que todo el mundo tiene cosas que aportar, y que de todas las personas se puede aprender más allá de la posición momentánea que en ese momento pueda ocupar.
Llega ese día en el que aceptas que la vida no hace preguntas y que aun así tienes que aportar respuestas. Que no te cambia la lección hasta que está segura de que la has aprendido, y, además, te hace consciente de que, en ella, los únicos que estamos de paso somos nosotros. A partir de ese día, y por dejar de cuestionarla e ir siempre a contracorriente, la vida se pone de tu lado para que puedas disfrutarla al máximo.
La cuestión es, ¿Cuándo llegará ese día en el que comiences a aprovechar todo lo que depende exclusivamente de ti y está en tu mano hacer para que tu vida se convierte en una magnifica aventura a la altura de tus más elevadas expectativas?
Puede que la respuesta se encuentre en otra pregunta. ¿Y si ese día fuese hoy?
Si de verdad te lo propones, la espera habrá terminado.
José Lorenzo Moreno López
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