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¿Alguna vez piensas en ti?

Para comenzar este artículo voy a lanzar una pregunta: ¿Alguna vez te has preguntado qué pasaría si te dedicases a ti el mismo tiempo que le ofreces a los demás? Vaya cosas tengo, ¿verdad? Antes de seguir leyendo puedes tomarte el tiempo necesario para contestar.


En muchas ocasiones, sin saber muy bien porqué, aunque aquí tendríamos muchas razones de las que hablar, terminamos saturados y muy agobiados por el hecho de encontrarnos ejecutando continuamente decisiones en nuestra vida que nos vienen impuestas por otras personas que algunas veces disimuladamente, y otras no tanto, lo único que quieren es aprovecharse de nosotros, justificándose en frases tan vistas como, “haz lo que quieras, aunque te lo digo por tu bien”, y que solamente encierran un egoísmo enfermizo del cual hemos sido cómplices de algún modo, al no haber sido capaces de pensar por un momento más en nosotros que en los demás, bien por prejuicios, bien por “el qué dirán”, e incluso por comodidad. Una comodidad que finalmente, y casi siempre, termina por convertirse en frustración.


Sea como sea todo es consecuencia de no habernos puesto en valor en el momento oportuno, porque, además, por mucho que haya quien nos lo diga continuamente, nadie será capaz de querernos como podemos llegar a hacerlo nosotros mismos.

Cualquier tema que nos compete directamente a nosotros debemos tratarlo como tal, y no dejar que opiniones e intereses externos se entrometan en los mismos, porque sea cual sea la cuestión, estamos suficientemente preparados para afrontarla y gestionarla.


Eso no significa que no busquemos consejos de personas especializadas, porque buscar información en el lugar adecuado es una opción excelente, siempre y cuando ese consejo no pretenda ser impuesto. Recuerda que, al final, quien sufrirá o disfrutará directamente cualquier tipo de consecuencia serás tú.


A medida que avanza, la vida tiende a volverse más espinosa, y pensar que vamos a tener soluciones inmediatas para todo sería un error que nos haría caer en un estado de frustración constante. Sin embargo, si en lugar de buscar la aprobación de los demás continuamente a base de no pensar y dejarnos llevar por cualquier cosa que nos digan, somos capaces de priorizar nuestro tiempo para descubrir cuáles son las cosas que más nos interesa hacer en cada momento, estaremos dándonos el valor que realmente tenemos a través de unas decisiones realmente estudiadas.


A nivel profesional, y mucho más a nivel personal, todo lo que de alguna forma nos afecta directamente es única y exclusivamente responsabilidad nuestra, por lo que, en lo que compete a nuestra propia vida nadie puede tener ningún poder de decisión, ya que no existe nadie que sepa lo que es mejor que quienes realmente somos responsables de la misma.


Analiza las situaciones desde todas las perspectivas, infórmate todo lo que necesites, y después no olvides pensar y decir por ti, porque al final eso será lo único que te permitirá vivir tu vida en primera persona.


Si alguna vez se te pasa por la cabeza contentar a alguien, piensa bien quien sufrirá las consecuencias.



José Lorenzo Moreno López


©jlml2021





Imagen: unsplash

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