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El Presencialismo Ilustrado

El Presencialismo Ilustrado es un movimiento que se da en muchos empleados y organizaciones y que se resume en la creencia (falsa por otra parte) de que por estar mas horas en el puesto de trabajo se consigue ser más productivo. No se sabe a ciencia cierta quien fue el creador de este movimiento, algo más en decadencia, afortunadamente, en nuestros días, gracias al avance de las Organizaciones actuales, aunque muchos testigos aseguran que era una persona "espabilada" que se ocupaba de no marcharse hasta que no se iba el jefe. Las gentes del lugar lo conocían como "el trepa" y no les caía muy bien porque se le veían muchos las intenciones.

Otros rumores apuntan, años después, que era la persona que encendía las luces por la mañana y las apagaba por la noche. Esta persona se denominaba a si mismo "el golpesdepecho", ya que además de hacerlo, se dedicaba a contarlo.

La última teoría, en los tiempos actuales, señalaría como impulsor del movimiento, a un individuo que lleva un pico de la camisa siempre por fuera, y que no sabe como, estando todo el día en el trabajo acaba sin cerrar nada y totalmente exhausto. A éste último no le da tiempo ni a tener apodo.


Al igual que nuestras competencias, el Presencialismo Ilustrado puede dividirse en varias modalidades. Veamos algunas de ellas: Presencialismo Involuntariamente Inconsciente: Este es el que un líder no debe permitirse jamás, aunque claro, alguien debería hacérselo ver. Es el caso de una persona que no delega, que no prioriza, que acepta topo tipo de interrupciones, y que por lo tanto, por más horas que pase en el puesto de trabajo nunca llega a realizar su verdadero cometido. Este tipo de presencialismo se puede desarrollar y moldear a mejor. Se les acaba valorando la voluntariedad más que el resultado final. Suelen ser denominados como "buenas personas", y tal vez lo sean, pero las organizaciones actuales no viven de las buenas personas, sino de las personas buenas. Las que saben lo que tienen que hacer y lo hacen. Eso no significa que haya que ser "malos", aunque se puede ser exigente y cercano a la vez.


Presencialismo Ineficaz Voluntariamente Consciente: El (anti) líder que siempre está formando parte del decorado. En la mayoría de las ocasiones, no se sabe porque, aunque se comporta así. Normalmente lo hacen por aparentar un falso ejemplo de compromiso ante los demás, es decir, equipo, compañeros y superiores, sin darse cuenta que lo único que hace es demostrar unas carencias infinitas en cuanto a organización y gestión de la prioridad se refiere. Puede ser que tenga realizado su trabajo en alguna ocasión puntual, aún así intenta simular un plus de esfuerzo, que a los promotores del presencialismo suele gustar bastante. Esta clase de presencialista intenta siempre minimizar y ningunear el trabajo de los lideres competentes y suele achacar el resultados de sus éxitos a la buena suerte. En su vocabulario hay frases del estilo, "yo si estoy", "yo hago", en definitiva, el "yo" suele acompañar todas sus conversaciones.


Presencialismo Emocional Voluntariamente Consciente: Son aquellos que no tienen vida social ni personal más allá de su trabajo, por lo que hace lo posible para que sus compañeros sean su familia y sus amigos, y no distinguen entre colaboradores y amistades, lo que a la larga le supondrá muchos inconvenientes e incluso parte de su resistencia al cambio viene por ahí, por ver como se tambalean sus cimientos emocionales. Es en el trabajo donde se siente realizados e importantes, por eso no escatiman en el presencialismo. Suelen ser los más radicales, en cuanto a horas se refiere, y los más inestables. Muchas veces estos mismos lideres han sido compañeros al mismo nivel, y no saben separar lo profesional de lo personal, lo que no les permitirá casi nunca, tomar decisiones acertadas, fundamentalmente, por no herir sensibilidades. Son promotores del estilo de liderazgo "friendly", a veces rayando el liderazgo "hippie".


Presencialismo Eficaz Voluntariamente Consciente: El del un líder real. Sabe cuando y en que momento tiene que dar algo más. Nadie necesita decírselo. Es responsable, autónomo y teniendo todo organizado decide que debe dar un paso más. Sabe que de nada sirve el estar por estar. Ha delegado y formado a sus colaboradores para que su presencia sirva únicamente como apoyo en momentos puntuales. Tiene todo el tiempo necesario dentro de su jornada para desarrollar su labor e incluso para ser creativo y hacer que su equipo también lo sea. Tiene tiempo de crear grandes y unidos equipos de trabajo y la voluntad de no formar parte de ellos. Es decir, separa perfectamente, y sin ningún trauma, lo profesional de lo personal, lo cual le hace manejar mucho mejor las situaciones emocionalmente más complicadas. Suele hacer facil lo dificil, y en ocasiones es criticado por ello. Y además, después de todo esto, ¡¡todavía le sobra tiempo!! para seguir creciendo y desarrollar habilidades intelectuales que pondrá en juego después siempre pensando en los intereses de la empresa.


Visto lo cual, podemos llegar a una conclusión. ¿Por que en lugar de estar más tiempo, no nos ocupamos de hacer lo máximo en el que nos corresponde estar?


Lo que debería ser por encima de todo es que se valorase a las personas que priorizan sus tareas y desarrollan sus funciones en el tiempo establecido, en lugar de hacerles sentir raros y distintos al compararles con la mayoría, en los que el presencialismo prima por encima de los resultados.


¿Qué pasaría si en lugar de pensar que una persona es rara porque cumple con sus funciones en el tiempo establecido, pensáramos en lo que necesitan los incompetentemente presencialistas para ser capaces de hacer lo mismo?


Como siempre he dicho, finalmente se termina igualando por abajo, lo que conlleva la desmotivación de la gente más competente que ve como el presencialista es más valorado solo por pasar más tiempo, y no por lo que es capaz de hacer. Tal vez si conociésemos mejor a nuestros colaboradores podríamos hacer algo al respecto.


Otra falsa creencia es pensar que presencialismo es sinónimo de control. Nada más lejos de la realidad, si sabemos que el control absoluto no existe, y que es mucho mejor tener formados a todos nuestros colaboradores y habernos interesado por desarrollar sus talentos para poder después darles el espacio suficiente para ejecutarlo.


El presencialista malgasta su tiempo siendo improductivo y anima a que los demás también lo sean. Un líder real invierte su tiempo en formar más lideres y en hacer lo mas productivo posible su tiempo y el de su equipo.


Podemos elegir entre ser líderes que hacen lo que tienen que hacer con su tiempo, o formar parte del decorado malgastando las horas en tareas menores que no hacen otra cosa que frenar el desarrollo del talento de todos lo que nos rodean, consiguiendo así instalar la mediocridad dentro de los equipos, porque presencialismo no es sinónimo de productividad.


En lugar de preocuparnos por ser presencialistas, ocupémonos por saber que estamos haciendo con nuestro tiempo, porque tal vez los raros no sean los que hacen bien las cosas, sino los que no gestionan correctamente las horas diarias que tienen entre manos, y que curiosamente son las mismas que para los demás, veinticuatro.

¿Y tú? ¿En que grupo estás?



José Lorenzo Moreno López


©jlml2021





Imagen: unsplash

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