La mejor alternativa
Por mucho que alguien venga a "tocarnos las palmas", nuestro estado de ánimo no siempre nos permitirá generar la suficiente motivación que necesitamos para hacer las cosas que en cada momento tenemos que hacer. Al fin y al cabo, la motivación reside en nuestro interior, y nadie más que nosotros somos responsables de activarla.
En estos casos es cuando debe entrar en juego la disciplina, una palabra muy denostada hoy en día, y de la que sólo nos acordamos en ocasiones puntuales, y casi siempre poco agradables, ya que solemos relacionarla con alguna obligación.
Sin embargo, si la entrenamos continuamente y la incorporamos a nuestros hábitos diarios, tendremos de nuestro lado una herramienta, transformada en valor, que nos permitirá no bajar el nivel del compromiso que hay que aplicar con aquello que debe hacerse, y que en algunos momentos, por ausencia de motivación, no realizamos de manera adecuada, simplemente por la desidia o dejadez que conlleva el estar desmotivados por cualquier tipo de situación puntual.
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