Puedes elegir el volumen
Por muy encorsetado que pueda parecer, el entusiasmo tiene varias formas de manifestarse.
Uno suele ser muy escandaloso. Le gusta hacerse notar tanto, que a veces incluso parece demasiado forzoso.
Por el contrario, hay otro tipo de entusiasmo al que le gusta pasar desapercibido en su ejecución, y que es muy efectivo en sus resultados, ya que es aquel que trabaja desde la firme convicción de ser un elemento fundamental para alcanzar cualquier cosa que se proponga.
Eso sí, si algo tienen en ambos en común es que, cada uno con su estilo, tienen la capacidad de mejorar cualquier tipo de situación a través de quien lo desarrolla, y también a partir de quien se contagia de él, porque cuando se ejerce con sinceridad, de una u otra forma, el entusiasmo es realmente contagioso.
Transmitir entusiasmo a golpe de fanfarria necesita muchísima energía, y una demostración constante, porque quien lo ejerce de esta manera nunca puede decaer en su estilo, ya que, en el momento que no lo hace, tiende a parecer que todo lo entusiasmado que se había mostrado antes, simplemente era una pose.
Sin embargo, el entusiasmo que se desarrolla flojito, casi en silencio, además de transmitirse como una verdadera y continua actitud, termina cerrando temas de manera mucho más concreta, ya que esa energía tan necesaria la utiliza en lo que verdaderamente es importante.
El entusiasmo no necesita de un volumen determinado para ser ejercido. Lo que realmente necesita es tener la convicción por nuestra parte de la importancia que puede llegar a tener en nuestras vidas, una vez que seamos capaces de desarrollarlo de manera continua.
Poner la música a tope, hablar muy fuerte, o hacer grandes aspavientos, pueden denotar un entusiasmo superlativo, aunque no tiene por qué ser más efectivo que aquel que se ejerce en silencio, con determinación, y con grandes dosis de acción.
Hagamos del entusiasmo una actitud que nos permita desarrollarla con la máxima pasión, y con el volumen que cada ocasión demande, porque eso nos permitirá marcar una verdadera diferencia positiva a nuestro favor.
José Lorenzo Moreno López
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