Somos el efecto de todas nuestras causas
Nuestra vida es el efecto de todas nuestras causas, por eso mismo, cada uno de esos efectos es una enseñanza extraordinaria que, después de ocurrir, nos acompaña durante el resto de nuestro camino.
La teoría es algo que vamos asimilando, y a la vez olvidando cuando no le damos un uso continuado, sin embargo, los efectos que obtenemos a través de las decisiones y acciones que realizamos son absolutamente inolvidables.
Cada uno de ellos es aprendizaje en estado puro, ya que nos permiten reforzar las cosas que van bien, y a su vez rectificar aquellas que no salen de manera tan positiva. Los efectos son una criba que nos permite diferenciar lo que es verdaderamente importante, además de ayudarnos a priorizar de manera mucho más efectiva.
La tipología de los efectos es muy variada. Pueden ser positivos, divertidos, negativos, e incluso tristes. Sean como sean terminamos recordándolos por siempre, e incluso, y aún más importante, recordamos cuales fueron nuestras causas iniciales y todo lo que hicimos en el camino para que finalmente terminasen resultando de esa forma.
Tenemos la capacidad de crear nuestras propias causas, y por tanto obtener cada efecto correspondiente. Cuanto más entendamos porque han sido de una forma u otra, más selectivos seremos a la hora de seguir diseñando cada una de nuestras causas, y, por tanto, más preparados estaremos para que sean absolutamente positivas.
Eso sí, todo pasa por entender que cada causa conlleva un inevitable efecto, y también un valioso aprendizaje. Si somos capaces de sacarle todo el partido a las lecciones que vienen con él, será cuando comenzaremos a descubrir que el resultado de nuestra vida es la suma de cada uno de ellos.
José Lorenzo Moreno López
©jlml2022

Imagen: unsplash